Nos decidimos a repetir una excrusión que ha tenido mucha aceptación por parte de las familias. Y de nuevo fue todo un éxito.
Tuvimos tiempo de remar y en ocasiones bastante rápido ya que nos pilló una buena tormenta. Comimos "en el colegio" (nos habilitaron un aula), compartiendo nuestros bocadillos y una agradable
sobremesa charlando.
Cuando llegamos al colegio, ya de regreso, se veían muchas caras cansadas, pero alegres por haber compartido una vez más una experiencia enrriquecedora y gratificante.